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Porqué decidí volver?
Porque decidi volver?
Porqué después de tantos años, un día aparecí de pronto a la orilla de tu puerta y de imprevisto?
Debo confesar que no ha sido fácil, de hecho, hay días en que sigue siendo como escalar una montaña para vencer las dudas y el temor de no estar a la altura (el viejo síndrome del impostor).
Y es qué, quién me conoce, sabe que soy tan introvertida, que seguramente terminaré viviendo la última parte de mi vida entre gallinas, árboles y silencios.
Así es, en unos años, dificilmente me encontrarás en las alfombras rojas desafiando flashes o estrenando maquillaje y muy probablemente, estaré viviendo en alguna pequeña granja entre auroras boreales y sin la respiración agitada, producto de esa ansiedad que a veces todavía, suele visitarme .
Luego entonces…porque decidí volver?
Porque tengo una historia que contarte y porque deseo iniciar una conversación donde pueda mostrarte que a pesar de las tormentas que de vez en cuando amenazan con volvernos naúfragos, es posible no rendirse y ser abiertamente feliz, amar sin miedo, hacer las paces con uno mismo y entonces, dejar de pedirle permiso al mundo para sentirte vivo.
Porque a pesar de la mala leche que seguramente aparecerá, deseo cerrar este ciclo y confrontarme, ahí arriba del escenario, donde sé, que al cerrar los ojos antes de tirarme al vacio, encontraré tu abrazo, justo cuando comiencen a sonar los acordes de la primer canción.
Que porqué decidí volver?
Porque deseo mostrarle a mi hijo quien era antes de encontrarnos y como es que él, su padre y yo, hemos llegado hasta aqui. Y porque a pesar de mis obsesiones y mis demonios que de vez en cuando aún suspiran a mi oído, estoy lista para compartir el secreto que hoy me permite ver a los ojos al mundo y reconocerme en el abrazo de aquellos que me aman sin sentir que le debo nada a nadie.
Es por eso que he vuelto a tocar tu puerta, porque no somos eternos y porque cada instante cuenta, y porque cuando llegue el día de mi partida (que espero tarde mucho todavía) deseo irme entre recuerdos que me provoquen la sonrisa y me hagan sentir orgullosa de haber vivido en vez de arrepentirme.
Así que ya lo sabes, ojalá y de vez en cuando, decidas visitarme porque después de 16 años, tengo mucho que contarte, no solo de mi vida, pero también y aunque no me lo creas…de la tuya.
Larga vida.